NUESTRO NUEVO HOGAR

     Se respira un aire distinto: estamos en Guatemala. Todavía nos cuesta un poco creerlo aunque despertarte por las mañanas con la sirena que anuncia el desayuno y seguidamente las risas y voces de tantísimos niños, nos recuerda que estamos aquí y que estamos por algo maravilloso: ellos.

      A pesar de que la mayor parte de los niños se van al colegio,  tenemos la oportunidad de trabajar, conocer y aprender con los que por “x” motivos no están escolarizados. Así pues estamos trabajando con los bebés, con personas que tienen diversidad funcional, con los líderes… además de por supuesto colaborando con los trabajadores ante cualquier necesidad o imprevisto que surja.

       Caminamos por la Fundación Salvación como si fuese nuestro hogar, que de hecho durante al menos los dos meses que estemos aquí lo será. Y esta sensación no es solo porque nos acogieron de maravilla sino además porque con tan solo mirar detenidamente los pequeños detalles del día a día, descubres que todas las personas que viven o trabajan aquí forman una gran familia.

       En cuanto a la organización podemos ver como los chicos y chicas más mayores (los líderes) son los encargados de los más pequeños. Cada líder tiene a su cargo un grupo de aproximadamente 12 niños que están divididos por sexo y por edad a excepción del grupo de los bebés, cuyo criterio es únicamente la edad. Así pues podemos encontrar a los bebés, los kinders, los escolares y las mujeres y los varones.

Además en relación con el funcionamiento hemos observado que, al igual que en cualquier casa, las tareas se reparten para que todo esté a punto del uso y disfrute de todos los que vivimos aquí.

Iremos profundizando acerca de estas cuestiones a medida que trascurra nuestra estancia.

      Finalmente algo que creo inquieta un poco a nuestros seres queridos, conocidos, tutores, seguidores de nuestro blog… ¿Cómo es nuestro día a día? Como ya hemos comentado nos levantamos muy pronto, desayunamos contundente y con calma para poder tener fuerzas de afrontar el reto que nos espere ese día. Realizamos las actividades previstas para cada día; comemos con los chicos. Si, mamás, papás, amigos… comemos y comemos bien. Rico y suficiente para poder dar el 100% de nosotras cuando están todos los chicos y chicas.

      Reconocemos que al principio era un poco caótico el asunto de los nombres. Tantas caras, tantos nombres… cada día parecía que eran más, ¡no sabíamos de dónde salían! Pero ya después de estos casi 20 días tenemos a todos bien ubicados. Está siendo una experiencia increíble. No pasa un día sin que uno de ellos nos enseñe algo; son realmente admirables, cómo anteponen una sincera sonrisa a la amarga historia que cada uno de ellos arrastra. 

  SIN DUDA, SON UN EJEMPLO DE SUPERACION